Javier Bardem
Scarlett Johansson
Penélope Cruz
Vicky Cristina Barcelona como toda película que yo he visto de Woody Allen se hace muy fresca y pasable, posee diálogos inteligentes y actuaciones de buen nivel para arriba. A pesar de ello la película comete un error que le sale muy caro: la poca credibilidad.
Cuando todavía no sabemos bien quien es Vicky y quien Cristina, cuando todavía no terminamos de absorver a Scarlett como a un personaje y no como a ella misma, la trama se empieza a tornar casi de ciencia ficción con un Javier Bardem que aún siendo Bardem y no el Juan Antonio que pretende interpretar, seduce a Scarlett, a quién apenas acaba de conocer invitandola a tener sexo con el y la amiga de ella a otra ciudad y ella acepta muy a pesar de su amiga puritana que está a punto de casarse con un hombre de negocios americano que tiene una cara de cornudo que se ve con los ojos cerrados.
Desde ese momento en adelante lo único que pude hacer es saber lo que iba a pasar en el resto de la película y rendirme a esperar el beso entre Scarlett y Penélope, que apenas pudieron convencerme que en la película no se llaman así.
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